Saludando a todas las familias del Nivel Secundario, y luego de un tiempo de ideas e intenciones de mejorar la comunicación, en mi rol de Director de Estudios, comienzo aquí una vía más para estar en mayor contacto, no sólo con información de las múltiples actividades que desarrollamos en el nivel , sino también a modo de editoriales y artículos que aporten a una mayor conexión entre todos los miembros de la Comunidad INA.
Hoy quiero compartir con ustedes fragmentos del pensamiento de Paulo Freire, pedagogo y filósofo brasileño, representante de la llamada ¨pedagogía crítica ¨ , que nos invita a reflexionar sobre la importancia del DIÁLOGO, así, con mayúsculas. En especial en estos momentos que ya transitamos: la ultima parte del año, con las situaciones que nos ubican en lugares de definiciones, de responsabilidades y también de ansiedad.
¨ La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres y mujeres transforman el mundo. Existir, humanamente, es «pronunciar» el mundo, es transformarlo. El mundo pronunciado, a su vez, retorna problematizado a los sujetos pronunciantes, exigiendo de ellos un nuevo pronunciamiento. Los hombres y mujeres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.
Mas si decir la palabra verdadera, que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo, decirla no es privilegio de algunos , sino derecho de todos y todas. Precisamente por esto, nadie puede decir la palabra verdadera en soledad, o decirla en un acto de prescripción con el cual quita a los demás el derecho de decirla.
Decir la palabra, referida al mundo que se ha de transformar, implica un encuentro de los humanos para esta transformación. El diálogo es este encuentro de los humanos, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo no agotándose, por lo tanto, en la mera relación yo-tú. Ésta es la razón que hace imposible el diálogo entre aquellos que quieren pronunciar el mundo y los que no quieren hacerlo, entre los que niegan a los demás la pronunciación del mundo, y los que no la quieren, entre los que niegan a los demás el derecho de decir la palabra y aquellos a quienes se ha negado este derecho. Primero, es necesario que los que así se encuentran, negados del derecho primordial de decir la palabra, reconquisten ese derecho prohibiendo que continúe este asalto deshumanizante.
Si diciendo la palabra con que al pronunciar el mundo los hombres lo transforman, el diálogo se impone como el camino mediante el cual los humanos ganan significación en cuanto tales. Por esto, el diálogo es una exigencia existencial.
Y siendo el encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado, no puede reducirse a un mero acto de depositar ideas de un sujeto en el otro, ni convertirse tampoco en un simple cambio de ideas consumadas por sus permutantes.
Tampoco es discusión guerrera, polémica, entre dos sujetos que no aspiran a comprometerse con la pronunciación del mundo ni con la búsqueda de la verdad, sino que están interesados solamente en la imposición de su verdad».
Los seres humanos quizás muchas veces no tomamos importancia de fomentar la comunicación, no sólo en espacios aúlicos, sino en todos aquellos donde interactuamos personas, especialmente en la familia.
Ojalá este tipo de instancia sea un espacio motivador para generar el tan necesario diálogo que queremos construir en todos los espacios de la sociedad, el mismo que hoy debemos exigir en quienes nos representan en los lugares más importantes de nuestro país.
Lic. Javier Casemayor
Recuerden que me encuentran en el correo
javier.casemayor@nuevosaires.edu.ar
Los fragmentos que aparecen en esta entrada corresponden a:
FREIRE, PAULO. ( 1999 ) ¨Pedagogía del Oprimido¨ , Editorial Siglo Veintiuno, México.